jueves, 23 de octubre de 2014

El hule de Muñoz

Venía esquivando avenidas
atestadas de cajones de frutas,
era la mujer con el traje de hule.

Alguien que mendigaba guantes de látex
se me acercó
como si hubiera visto en mi investidura
una nueva deidad.

Pero teníamos hambre
y entonces peleamos como roedores rutinarios
que se mueren por unas sobras
de papas al horno
con las que se pueda hacer una tortilla.

Venció el mendigo, con sus ojos de silicona.
Tuvo más habilidades que yo
para el orégano y la páprika.

Por eso ahora me alejo de las cosas y la gente
y con mi hule de Muñoz hago un mantel,
mi cena es polvo de estrellas
y mirinda.


(dedicado a Alberto Muñoz)

1 comentario:

andy dijo...

beautiful poem i consider a magnific write kisses